Es pésimo y deliberadamente, pero esto ya lo sabia eso cuando lo agarré en la biblioteca. Con este libro me pasó igual que con los otros del autor, me divierto en las primeras páginas (porque comparto un poco este odio al mundo prefabricado del turismo), pero este efecto nunca dura mucho y paso a cederle al autor lo que este quiere de los lectores, mi odio.
Lanzarote es casi idéntico a Plataforma o Sumisión. En comparación, es igual de machista, pornográfico, xenófobo, etc. pero quizás haya menos violencia explícita.
Son novelas insoportables a veces, a veces, por la hijoputez del autor,
lo que, con todo, no deja de ser un procedimiento literario (me refiero a
cierta distancia entre voz, y el contenido a través del tono cínico). Sin embargo, en mi
opinión alfaguara podría dedicarse a publicar cosas más elaboradas.
Una novela sobre el turismo en masa de lo occidentales en el siglo XXI, escrita desde el año 2000.
El autor va de viaje a Lanzarote (Canárias) y conoce a un policía luxemburgués, que trabaja en Bélgica y un par de lesbianas alemanas. El viaje es oportunidad para lanzar sin parar estereotipos nacionales, algunas escenas de sexo, comentarios sobre religiones, sectas y sus adeptos. Es como si Houellebecq fuese un tipo de la derecha, mas no es eso, es menos político y más misántropo. Al final (sin conexión con la historia) hay algunos párrafos sobre el sueño del clonaje. Pero Lanzarote es aun peor que las otras novelas, la historia que se cuenta al inicio cesa a la mitad del libro cortito (apenas llega a los 100 paginas) y la narrativa deja de avanzar. Se deshace en párrafos que nada tienen que ver ya. Hay algunas observaciones sobre ciencia ficción interesantes. Bueno.. ya fue, se lee en 4 viajes de metro. Ahora tengo la cabeza libre para algo más exigente.
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