Fotos de nenitos medio indios en bolas para el mercado Europa del Este y Asia, comerciadas en la frontera con Chile. [Rossana no lo leas, vas a tener pesadillas.] La "mera" contemplación de cuerpos, jugando entre sí, haciendo nada en especial, puede ser inocua? y la insinuación, la propuesta vaga, la alusión a una fantasía? Cuál es la diferencia entre una imagen en movimiento y una detenida, la foto es menos real?
Me sacudió, porque es sobre ver, tocar, (poseer), y en última consecuencia sobre leer, que en el fondo es como ver (y tocar?) y pedir más. La vista otorga poder, igual que el habla, pero de otra dimensión. Por eso impacta tan fuerte, aquello que no se ve, que no se dice y lo que no se quiere saber. Más imágenes argentinas: La virgen de Lujan, San Martín, Maradona, el Papa Juan Pablo II.
Martín Kohan va adicionando personajes y complicando el negocio. Esta primera parte está buenísima, levanta un suspenso casi perverso, tensión subcutánea. Esa de pensar, por absurdo que suena en relación con el tema de la pedofilia, en el arte de la fotografía. Los recuerdos se nos guardan en la memoria en forma de imagen, o fotos que vimos, más que en movimientos.
En la segunda parte, cambia hacia policial, ya me gustó primero menos, comienza el clásico el sobrino del muerto se puso a hacer preguntas... También es una gran reflexión sobre el 1989, como se liberaron los vicios de consumo de los nuevos ricos o medio ricos en la antigua Unión Soviética, como llegó Internet a la Argentina y hizo que de repente las imágenes se copian y se distribuyen sin costo, y al mismo tiempo quedan más instantáneos, accesibles, como imborrables. También Rusia ya no parece tan lejos, Internet acercó todo en tiempo y en espacio.
Las cosas pasan en la Pre-cordillera, el Litoral, después en el Conurbano y en la frontera, es una das pocas novelas latinoamericanas "de campo" o sea que no se sitúan principalmente en las grandes ciudades.
Y al final un bello desenlace inesperado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario