Quería leer algo de algún autor joven de la Lisboa de ahora. Por casualidad llevé este a Francia, junto con otro libro que se también se sitúa entre Portugal y París. La primera impresión era muy agradable, me gustó más de que suponía que me iba a gustar, me parecía fresco, moderno, una escrita continua que lleva al lector sin dar demasiado en puntos o parágrafos. Es la historia de unos jóvenes, que viven entre el norte portugués, la margen sul (suburbio) de Lisboa y Francia. La chica, hija de emigrantes portugueses en decide ir a tentar su suerte en Portugal, sin los padres, para darse cuenta que ni a Francia, ni a Portugal pertenece del todo, a pesar de dominar ambas lenguas y códigos culturales. Los tres chicos se conocen y se comunican, sobre todo via facebook, y tratan de superar las barreras entre clases y géneros que los separan, para ayudarse, para encontrar a quien amar y ser amado, encontrar una identidad para si, para sobrevivir las familias y sobretodo los trabajos precarios que tienen.
A medida que avanzaba en las páginas, O Que Não Pode Ser Salvo me decepcionaba cada vez más, me iba confundiendo los personajes, y esto ya no por causa de la manera de juntar asociaciones y streams of thought que distingue el autor, sino porque mismo en la segunda mitad del libro, los personajes todavía no me eran bien caracterizadas, no me los imaginaba, los caracteres estaban dibujados como un adulto dibuja a unos jóvenes desde la distancia de 10 o 20 años que los lleva a más. Es una distancia entre generaciones que no se llena tan fácilmente. Sobretodo me molestaba que el autor usara tantas palabras antiguas, super-cultas y no sé qué, que ni con diferentes diccionarios, internet y 30 portugueses educados a mi alrededor conseguí entender todo el vocabulario. Adoro cuando se trabaja bien el lenguaje, que se inventa nuevas palabras y se incorpora los casi olvidados, pero esto era un exagero, un ejercicio forzado. Cuando llegué al final, con mucho esfuerzo de dar una oportunidad a este autor joven que ganó tantos premios, desistí. Raramente hago esto, faltaban mismo solo 5 páginas, y ya los leí de cima, pero no logré motivarme a acabar el libro, ni dejándolo de lado unos días.
En fin, pueden discordar conmigo, pero para mi esta novela no valió la pena. El autor afirma en una entrevista que en Portugal, actualmente, se vive entre ruinas. Se escucha mucho esto, pero nunca me queda claro si el contraste a esta crisis es la gloria nacional de un Portugal antes de la Unión Europea, antes de las guerras de independencia de las colonias o mismo antes del terremoto. Hay muchas referencias a Enrique Vila-Matas (que me parece que debo leer) y al evangelio de Mateus que desconozco, quizás por por eso que no conecté mucho con este libro.
Se lo regalé a un joven escoces que estaba aprendiendo portugués.