Es la novela más reciente del escritor japones popular. Leí casi todas sus novelas y de las cuales algunas me encantaron en el sentido literal, mientras que otros me parecieron hasta flojísimos. El estilo del autor se caracteriza por varios motivos recurrentes, como entre otros el sueño/mundos paralelos, el amor adolescente, desaparecimientos, el jazz.
En ‘Los años de peregrinación del chico sin color’ Murakami nos presenta con la historia de Tsukuru Tasaki,
un ingeniero apasionado de las estaciones de tren (que cosa más aburrida cuando se ve estas como manifestación de funcionalidad y no como símbolos de viajes en vehículos históricos) que retoma su vida
después de una crisis y depresión en el fin de su adolescencia. En el secundario Tasaki formaba parte de un grupo de jóvenes, una barra de amigos muy íntimos que crecieron juntos y compartían todo. Cuando de repente ellos le cortan cualquier comunicación y así sin explicación se queda solo. El autor examina el ostracismo, la exclusión social que demostradamente causa dolor activando la misma región del cerebro que el dolor físico. El tímido Tasaki casi se quita la vida y recién 16 años depués toma coraje y se pone a resolver los asuntos pendientes impulsado por una novia nueva.
Aclaro que Murakami tiene cosas que me gustan mucho y otras que no me gustan nada, las cosas que me gustan en sus libros son probablemente las mismas que todos sus aficionados enlistan. No lo puedo explicar bien, son estos sueños livinanos o cosas surreales y como logra describir emociones y sus efectos a las vidas, perdidas de caminos.. el amor al detalle tal vez, la fantasía, los enigmas e intrigas que llevan al lector. Quizás me gusta porque soy una persona que tiene muchos sueños muy vivos y me pasa a veces que los confundo con la realidad. La novela está escrita de forma tan liviana que uno no parece leer, porque requiere cero esfuerzo, uno podría estár simplemente soñando.
Ahora lo que no me va son: La ropa cara y restaurantes caras, la importancia de la disciplina, es decir las notas más altas y los colegios y empresas de prestigio y las vida con el único fin de casarse y comprar una casa me convierten los personajes en robots y aburridos (es la gente que está bien) y me cuesta creer que estos personajes presten tanta atención en sus emociones y enamoramientos. En el mundo de Murakami nunca hay nada que esté desordenado, maleducado, sucio, es el capitalismo futuristico japonés que quizas hace parte de la receta de novelas tan éxitosas, porque evoca un mundo sin esquinas ni imperfecciónes. Lo peor me parece Murakamis definición de belleza y su concepto de mujeres en general, por ejemplo introduce un caracter así: "she wasn't good at cooking, but enjoyed cleaning and before long he had his apartment sparkling clean". y no pienso que no puede haber personajes feas o gordas, tontas o que solo saben limpiar, todo el contrario, pero me parece que en vez de introducir una figura con descripciones un tanto abiertas a la imaginación del lector las juzga precozmente, y cualquiera que no entra en el concepto de muñequa bonita, flaca, no existe como persona relevante.
Admito que también me molesta que Murakami se repite tanto, ya el por ahí el décimo libro en el que habla del jazz y pff.. siento que ya conozco el rollo y mismo si tuve un año o dos de no leer nada de él, ya no me emociona el viejo truco.
Pero después está ese aire melancólico abrumador que es como la marca resgistrada del autor, bueno, no es algo que uno directamente disfruta, pero como explora la profunda y siempre ambígua introspección, la psicologia y el valor de los amigos íntimos es algo que le valoro mucho. El libro me dejó algunas ideas de lo que el autor tal vez quiso explicar. Uno es, cuando uno cree en algo, ésto va a suceder, lo que suena a psicólogo barato, aquí está bastante bien explicado con muchas idas y vueltas, y es que a veces uno está con una película en la cabeza de que interpreta todo de una determinada forma o se cree estar poseído por elfos malvados o ver los colores de las personas y bueno, así será. También está eso de que la imágen de uno siempre difere de la imágen que otros tienen de uno.
Pero después está ese aire melancólico abrumador que es como la marca resgistrada del autor, bueno, no es algo que uno directamente disfruta, pero como explora la profunda y siempre ambígua introspección, la psicologia y el valor de los amigos íntimos es algo que le valoro mucho. El libro me dejó algunas ideas de lo que el autor tal vez quiso explicar. Uno es, cuando uno cree en algo, ésto va a suceder, lo que suena a psicólogo barato, aquí está bastante bien explicado con muchas idas y vueltas, y es que a veces uno está con una película en la cabeza de que interpreta todo de una determinada forma o se cree estar poseído por elfos malvados o ver los colores de las personas y bueno, así será. También está eso de que la imágen de uno siempre difere de la imágen que otros tienen de uno.
Probablemente fue porque en base de otras reseñas (las expectativas siempre influyen mucho mi impresión final) pensaba que esta novela para mí iba ser más decepción que otra cosa, que no me pareció nada mala, aunque claro está, no llega a sus obras magníficas. Disfruté tres días plenos en su universo y me voy a quedar colgada un poco ahí pensando, ponderando sobre estas ideas que encontré ahí.
Y, aunque el desenlace del libro esté hecho como si de repente le abandonaron las ganas de escribir, recomiendo su lectura.
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