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26 noviembre, 2013

Thomas Glavinic - La vida de los deseos (2009, Alemania)



Los libros del austríaco Thomas Glavinic hace tiempo estan en todas las listas de bestseller y en todas las librerias. Por eso quería probar. Ya fue traducido al español, pero lo leí en alemán. Antes de empezarlo leí una reseña en un diario que en los primeros renglones reveló quién muere y quien se salva y cómo termina y me arruinó un poco la sorpresa.
Es un libro raro. Empieza como un cuento de niños adaptado para adultos. El protagonista, Jonas, un tipo común y corriente, 34 años, padre de dos hijos, casado, y con amante, se cruza en el parque con un tipo que apesta a cerveza y le dice que tiene 3 deseos que él le va a cumplir. Le dice que está loco, que no cree en cuentos y lo manda a cagar.. pero siguen hablando y al final le dice algo como, que desea entender su vida y saber que es la muerte y cosas asi..y que se le cumplan todos sus deseos, el otro le dice que querer no es lo mismo que desear y qué le tiene que dar tiempo de desarollo a sus deseos y desaparece. A partir de ese momento empiezan a acontecer cosas raras, y no se sabe si es por los deseos o no. Por ejemplo Jonas es testigo de un monton de accidentes, y se vuelve loco de a ratos, pero después sigue viviendo vida comun.. es un poco raro el libro. Una parte del libro es sólo comunicación electrónica; los mensajes de texto, que se escribe con la amante o con amigos, o el chat con colegas del trabajo..
Ahora mi opinon, es difícil de juzgar, por un lado ya sabía que iba a pasar por la reseña, pero aún así el lector cae en la cuenta de que todas las cosas que acontecen son deseos antes de que lo entiende el protagonista, por eso le falta algo. Desde el principio no me pude identificar bien con ningún personaje, no sé si es a propósito, pero creo que si le hubiese dado más de trabajo o profundidad a a sus protagonistas, todo el libro llegaba a ser mucho mejor. Tampoco tiene un reto, una busqueda o un problema de superar, cómo es normal para un protagonista de un libro, por eso tampoco cuenta con personajes que le ayudan en su causa y antagonistas. Claro, no está mal desviar de este esquema "normal" de novela, pero así flota un poco en el aire. El estilo es muy sobrio, normal, con los pies en el piso, no parece ser ciencia ficción, ni nada muy surreal. Me gusta que el autor no intentó de ser demasiado especial, porque es peor cuando intentan un estilo extravagante y fallan, pero así parece como si lo escribió rápido, sin demasiado esfuerzo, no llega a provocar casi nada de emoción. Pero sí, tiene potencial, si hubiera desarollado más algunas escenas, sí podría llevar al lector de la mano, envolverlo.
Después leí otra reseña que básicamente decía que es un libro de mierda, pero me pareció que la persona que la escribió ha entendido eso de los deseos, que pueden tener poder destrozador, destructivo. Que pueden ser deseos oscuros de los que el protagonista no sabe.
Por eso lo recomiendo igual, creo que si uno no tiene tantas expectativas y lo lee para pensar un poco en sus deseos (profundos), no es un mal libro para pasar un fin de semana.
Me informé un poco acerca del autor. Tiene muchísima atención de críticos y reseñistas para ser tan joven (ya lo calificaron cómo intelectual, oh), pero nadie los reseñó cómo yo. Manejaba taxis, jugaba al ajedrez, es hincha de futbol y tiene pinta de ser boxeador. Para darle palo se podría decir que a veces parece que en la novela se cumplieron los deseos del autor, estar cogiendo con una rubia sin personalidad todo el día y conducir rápido.
Me parece que en unos años va a escribir libros muy buenos. 

Me gustaría saber que opinan ustedes del libro!

21 noviembre, 2013

Cómo lo conocí a patablanca II de II

--> continuación:

.. Estaba mareada por las curvas y tuve que ir al baño urgente y no había banio. Crucé hacia el otro lado y a los 3 minutos paró un auto que iba en mi dirección. Antes de irse el viejo asqueroso me dio plata. Lo rechacé, le dije que me niego, le dije que No diez veces, pero se enojó y insistió. 20 €. El chico que me llevó después era muy simpático. Tenía quizás unos 38 y había viajado mucho, a Buenos Aires, a la India, a Mexico. Pero me envidiaba porque lo suyo han sido viajes cortos y ahora tenía dos hijos chicos y trabajo de electricista. Había preparado un porro para el viaje y me sentía obligada a fumar así para él como conductor quedaba menos. Además es comprobado que ayuda contra nauseas. Buena conversación. Me dejó en una estación de servicio cerca de San Remo. Había parado de llover, me fui a mear por fin y pensé sorprendida lo fácil y rápido era el autostop en Italia. Ya faltaba poco.

A unos minutos me levantó un viejito con su mamá más vieja en un auto viejo sucio que hacía ruidos raros. Hablaban francés y muy poco italiano, no nos entendíamos muy bien, me parecían ser del campo. El viejo le dijo a la vieja que pusiera el disco de Bob Marley. Me puse a comer el sandwich que había preparado y disfruté la vista al mar mediterráneo. Me dejaron en una estación de servicio cerca de Ventimiglia dónde me compraron un café en el bar :-) (en Italia en las estaciones de servicio no hay máquinas de café instantáneo cómo en el resto de Europa, sino mostradores con empleados que sirven café de verdad).


Crucé la frontera, pasamos Monaco. Pensé que otra vez paso por 5 paises en 5 días. 6 paises si cuenta Lichtenstein. Un viejo gordo inglés en un auto muy caro me llevó a Nice. Me quiso dejar en un peaje, pero había un montón de milicos que le dijeron de que ahí no, que me lleve al peaje siguiente. Iba oscureciendo de a poco, los autos prendían las luces y el gordo en traje no me creyó que hiciera autostop en vez de tomar el tren porque me parecía más divertido. De ahí una viejita estadounidense me llevó a un peaje, que me servía mejor, saliendo de la autopista, en un lugar muy malo, dónde todos los caminos me llevaban de vuelta hacia Italia y además me dejó en un túnel donde estaba medio peligroso andar de pie. Por suerte un hombre muy amable de Argelia me llevó de vuelta al peaje dónde había estado media hora antes, antes de que se había hecho de noche, para llevarme se fue en dirección contraria de su camino y pagó dos veces más el peaje para mi.

Después pasó esto lo que describí acá, no me dan los huevos para traducirlo todo: migas de pan y la magia del autostop

Llegué muy bien a mi destino, aunque era de noche y aunque era muy boluda, todo el tiempo pensando que mi destino (Flayosc) no figuraba en mi mapa, pero quedaba justo atrás de Nice, por los cual, cuando llegué a Nice, me sentía como si hubiese llegado ya y me daba igual a que salida de autospista me llevaran. Ni sabía bien como indicarles el camino a los conductores, porque Flayosc es muy chico y cómo pensaba no tener un mapa lo suficientemente exacto, no sabia bien las ciudades alrededor. Me llevó una mujer estadounidense muy preocupada por mi y otro hombre muy amable a la salida de autopista Le Muy/Frejús que era la correcta y bastante lejos de Nice.

Ahí pregunté el primer hombre que vi en el parking detrás del peaje, era un viejito en traje y corbata. Y, iba dirección de la ciudad que queda justo antes de Flayosc, Draguinan. Que suerte. Llamé a mi amigo que me estaba esperando para decirle que ya andaba cerca. Me dijo (solo hablaba francés) que estaba esperando a su hija que llegaba desde Marseilles, pero estaba por llegar.  -> ver mapa


Resultó que había un embotellamiento y le esperamos más de 1 hora a su hija. Pero en vez de pasar frío estaba sentado en el auto, escribiendo mi diario de viaje:-) Llamé para decir que se hacia más tarde. Al final el viejito no solo iba a Draguinan, pero vivía en Flayosc, justo adonde iba yo. Me llevó, era de noche, pero igual se pudo ver el peaje lindo desde arriba de una colina, con la iglesia del pueblo iluminada. El pueblo es chiquitito, pero el viejito no encontraba mi calle ni con gps. Dimos trés vueltas del pueblo cuando se rindió y me dejó en la plaza. Comparado con Alemania había calorcito y olía fuerte a mediterráneo y verano. Llamé a mi amigo y me podía venir a buscar en auto. En un auto con placa de hungría, que parecía caerse en pedazos. En el camino nos crucamos con un perro del lugar y lo invitamos subir para que vuelva con nosotros. Era Picholino, un perro como un caballo, viejo y sabio.


El lugar estaba bastante escondido, en un vallecito, entre olivos, viñedos y un río, casi en el bosque, es una casa/granja de barro. Mi amigo estaba cuidando e lugar porque el duenio, un hombre que levantó el lugar con sus propios manos se había tenido que ir a arreglar el auto que le murió lejos en el norte. Sus tres chicos estaban con los abuelos. Así que quedaban para cuidar los tres perros y dos gatos. Hacía poco habían venido unos adolescentes a robar todas las herramientas, porque el lugar estaba bajo construcció todavía, ahora lo va a seguir siendo.

Ahí me di cuenta que Flayosc sí figuraba en el mapa que tenía, sólo en la otra página, muchos kilómetros más allá dónde lo pensaba estar. Me había complicado todo en Nizza, dónde no sabía que salida elegir, al pedo.

El lugar era mágico, me encantó desde el primer momento. Cualquier descripción carecería de sentimiento. Cocinamos sobre el fuego abierto, sopa de miso a la que le metimos ajo y espaguettis, tomando jugo de uva que lo habían cosechado y envasado ellos mismos. Los dos perros grandes desaparecían, pero hay un cachorro de dos meses, de alguna raza grandote, que no se alejaba de nuestros pies. Era patablanca, los niños le habían dado este nombre por el cuento del lobro y las cabritas. Estoy segura que tiene algo de Berner Senn. Nos quedamos hasta tarde en el fuego, fumando, hablando de todo un poco, de Murakami, de los rituales chamanes en México... Qué lindo poder hablar español, con el tiempo a mi se me pegaba el español madrileño, a él el español argentino.


Al otro día dormí hasta tarde, después me mostró el lugar. La casa es hermosa, había de todo, cualquier cosa que uno se podía imaginar, muchos libros (todo en francés), arte, cosas de ninios. Muchísimos instrumentos músicales. Ropa buenísima, encontrada en la basura. Afuera una huerta de permacultura, uvas, higueras, olivos, un invernadero medio terminado, hecho con pedazos de puertas y ventanas, un Yurt mongolés, muchos autos rotos, un área de ninios, un aparato para secar frutas, una cocina, una casa en un árbol. Una escuela a medio construir, un lavarropa que cuando está pronto funciona con la energía brindada por los pedales de una bicicleta. Cayó un anciano, cara curtida de pelo largo y blanco. Conversamos en francés-italiano-espaniol. Tomamos jugo de uva, desayunamos en el fuego, el viejito nos contaba de todo, parece que se va mucho a los encuentros Rainbow, me explicaba todos los problemas que tiene el auto (en francés).. De tarde fuimos al río con el cachorrito, para el chiquito una gran aventura, mojarse las patas para seguirnos, saltar de roca a roca, cuando volvimos se durmió como un bebé. Mi amigo hizo en el fuego unas tortas fritas de Anis, muy rico! Nos sentamos a tomar té y le esperamos llegar a nuestro otro amigo que estaba viniendo por autostop. Cayó otro amigo del duenio del lugar, otro que solamente hablaba francés. Trajo la otra perra en e auto que se había ido hasta su casa. El también tenía seis hijos, tomó un té con nosotros, miramos un rato las brasas de fuego volverse rojas y decaer y a rato se fue.





Cómo cambia e ritmo biológico en seguido cuando uno vive un día sin reloj, calefacción y sin energía eléctrica! Nos levantamos con el sol y nos acostamos con el sol que se va temprano.


amanecer

Tratamos de quedarnos despiertos, pero nos dormimos como a las 7 de la tarde, en el medio de la noche llegó nuestro amigo que ha tenido un viaje largo para venir. Al otro día de tarde estaba lloviendo, mucho frío para ir a baniarse en el río (no había agua corriente ahí), así que me tiré a dormir. 


fotos de mi amigo


Los chicos fueron a ver si encontraban comida tirada por las pastelerías, volvieron con el auto lleno de panes, pizzas y tortas, más que para alimentar a 3 familias. Patablanca y los otros dos comieron pizza ese día.



El último día buscamos leña, tratamos de limpiar un poco y ayudamos a cambiar los colchones del dormitorio, que eran viejitos y el dueño había comprado otros. De tarde fuimos a la ciudad a comprar un vino para la última noche con la plata que me dio el conductor feo. Después de que los dos leímos „Tortilla Flat“ de John Steinbeck nos pareció la mejor inversion. Cómo ninguno de nosotros era capaz de tocar unos de los aprox. 20 instrumentos músicales lo único que pudimos hacer para tener música era escuchar los cassettes de música griega con el viejo equipo. Así tomamos vino y nos calentamos frente a al fuego.



Patablanca cuando no dormía a upa de uno de nosotros, trataba de atrapar al gato, que no le daba mucha bola, mordía de todo que encontraba, piernas, zapatos, peluches.. Así que al último día cuando nos levantamos con los primeros rayos de sol, calentando el fuego para el desayuno, primero no nos sorprendimos ver unas bolsas de plastico todos rotos. Al rato vimos que también había comido el corcho en el abridor de vino y recién después vimos que todas las tortas que las habíamos dejados bien atrás en la mesada porque pensamos que en el auto hacía demasiado calor, habían desaparecido. Ay, ay. Patablanca! Tanta pizza anoche y seguía con hambre.


Se comió todas las tortas, era como si comiera el equivalente de su peso, y como carajo llegó a la mesada, tuvo ayuda de los gatos?

Estaba durmiendo, seguro que le dolía la panza. Quizás estaba desesperado porque nosotros durmimos arriba y él se quedaba solo?

Fui a hacer mi mochila, a desayunamos, estabamos listos para arrancar. Fui a buscar la bolsa de dormir (nueva) desde el dormitorio y ahí me di cuenta de que venía el mal olor anoche. El perro no sabemos cómo subió las escaleras de madera mientras dormimos y se cagó arriba de mi bolsa de dormir! Y cómo bajó de ahí? Es sin duda el enigma de la semana. Se postergó la partida porque tuve que limpiar el desastre sin siquiera tener agua corriente.. Que suerte que habíamos dejado el forro de plastico en los colchones nuevos, para que cuando llegaba el dueño pueda estrenenarlos.


Pero cómo pudiera uno guardarle rencor si te mira con estos ojos? Me lo quise llevar a casa!





El madrileño nos llevó en el auto viejo hasta el otro lado del pueblo, camino a Draguinan. Nos despedimos y empezamos a hacer dedo. Eran las 9 de maniana y el sol espantaba el resto de niebla de las colinas.


Camino de vuelta me pasaron varias cosas también. Fui de pueblo en pueblo, de peaje a peaje, cuando estaba en una estación de servicio abandonada arriba de una colina, disfrutando al sol y comiendo el sandwich que me preparó mi amigo para el viaje vi una mujer de pelo larguísimo fumando. No sé porque, pero para mi estaba claro que era simpática y que tenía que ir a hablar con ella, capaz que ella sentía lo mismo porque vino a hablar conmigo. Por razones de estereotipo pensé que era latinoamericana, pero vino a hablarme en francés y cuando vio que no le entendía, cambió al inglés fluido. Ella estaba camino al aeropuerto de Nizza para tomar un avión a la India. Me dijo que veía en mi la mujer que tenía que ir al sur de India. No cualquiera pertenecía ahí. Tá, voy a tener que ir, pensé y nos despedimos.



Esta vez nadie de los conductores en Francia hablaba inglés. Estaba tan feliz llegar a la frontera con Italia, y el pedazo Flayosc – Genova me llevó un día entero.

Un hombre me dio su tarjeta de „Jesus te ama“ - por el amor al próximo los creyentes muchas veces llevan a autostopistas, otro tipo viejo que me llevó un par de kilómetros me dijo algo como „solo tengo un ojo, pero si querés te llevo“, había tenido un accidente soldando sin lentes, „tengo que ir al medico un día de estos“, tenía un auto viejísimo y la

calefacción prendida cuando afuera hacían 25 grados. Primero no entendí que era la calefacción y pensé que el auto quizas estaba por quemarse.. pero por suerte se aclaró. Me invitó a su granja en una montania de Monaco, pero le dije que muchas gracias, por esta vez me quedo acá en el peaje. Un trabajador me llevó en su camioneta, iba a Ventimiglia por el trabajo, pero llevó hasta San Rema aunque no tenía tiempo. Y me dio plata, otra vez lo mismo, resistí un montón de veces, pero cuando vi que realmente le insultaba no aceptar, me rendí, pero acepté solo un billete de los dos, porque el tipo parecía bien pobre. Me dio su número de teléfono por si venía la próxima vez en avión, el me sacaba a pasear y me pagaba los restaurantes y el hotel. De ahí a la siguiente estación de servicio me llevó un matrimonio italiano, otra vez el mismo juego con el dinero! “Cómo irse de vacaciones sin plata y volver con 40€” .Que me tomara el omnibus que ahí no voy a encontrar auto que me lleve. Fui a tomar un café y disfruté al sol. Un martes en Italia no es lo mismo que un martes en Alemania. Me llevó horas de salir ahí, en eso tuvieron razón.

Más tarde desde Verona a Alemania se hacían la 1 de la noche, hacía frío y en la estación de servicio donde estaba pasaba un auto cada media hora nomas. Trés ya me habían dicho que estaban llenos, esperé solo uno más antes de buscar un lugar para dormir. Mandé un mensaje de texto a un amigo contándole donde estababa y me deseó que encontraba un Porsche para volver rápido a casa. 


Llegó un auto, y era un auto alemán! Con los autos es cómo con las personas, primero se mira la nacionalidad, después la cara. Cargó nafta, me invitó a subir y.. perdió la llave!

2 horas buscamos con todos los empleados, hasta que la encontramos y arrancamos a las 3:08 de noche. Estaba en casa a las 12 al mediodía. No pude dormir a causa de su estilo de conducir por las montanias y quizas por tanto café que tomaba. La mujer que trabajaba para Porsche, tenía más de 60 anios y jugaba formula 1 haciendo más de mil kilómetros en una noche. Y no tomaba exactamente el camino mas directo.  -> ver mapa 


No había tenido tiempo de ir a la playa antes de volver al invierno alemán.

Pero fue un viaje buenísimo! Mágico!

19 noviembre, 2013

Cómo lo conocí a patablanca - parte I


Hacer autostop tiene cierto carácter aventurero.
Para mi ya no tiene el mismo sentido aventurero que tenía cuando comencé a viajar de esta manera. Ya no me siento insegura, al contrario, me siento lo más segura de que llegaré a mi destino (o uno mejor) dentro de poco tiempo y no sufrir hambre ni demasiado frío en el camino. Sin embargo por suerte sigo viviendo aventuras. Voy de pueblo en pueblo "off the beaten path" o con 180km/h en la ruta. Me hago camino de estación de servicio en estación de servicio. Esta historia comienza con que no tenía bolsa de dormir apta para dormir con menos de 20 grados de calor. Casi que estuve dispuesta a comprar una, pero al ver las diferentes formatos y sobretodo los precios dudé. Lo mencioné a un amigo y justo le sobraba uno bien calentito y me lo regaló. Mi viaje pudo comenzar.

Primero fui de Augsburg a Suiza. No esperé nunca mas de 2 minutos, pero esta vez era de pueblo en pueblo literalmente. Eran todos viajes de unos 20 km y salir de la autopista, pero quien rechazaría un ride a un conductor amable? Encima si para todos era al primera vez de levantar a un autostopista, y que normalmente no lo hacían. Augsburg, Landsberg, Buchloe, Bad Wörishofen, Memmingen... Fui con una camioneta que transportaba partes de BMW y paramos a entregar la carga (ya tengo a Mercedez, Bmw y Porsche en mi lista de camiones de partes de autos que me llevaban en su reparto). En fin, me llevó bastante tiempo llegar a mi destino, aunque no tuve que esperar nunca más de 5 minutos, cuando llegué, ya era muy oscuro y llovía fuerte.
 
Dormí en la casa de un amigo en Winterthur. Próxima etapa, el día siguiente.
Me habían dicho que el autostop en Italia era jodido, es más, existe un acuerdo en todos los foros de autostopistas, que sobre la hitchability de España se discute de si es muy dificil o casi imposible, para Italia todos dicen unánime: casi imposible. Menos si no hablas italiano. Estaba un poco nerviosa, era invierno y se hacía de noche a las 16 y media. Tenía miedo que oscurecía y yo en el medio de una montaña, en invierno sin carpa, ni absolutamente nada. Suerte que no tuve que ir muy lejos, solo hacia el norte, justo detrás de la frontera, a Chiavenna, donde vive otro amigo que quise ir a ver.
Me preparo ante cada viaje consultando (el dios) googlemaps, que se supone que te dice cual es el camino más rápido. Esta vez me dijo que hay que ir a Lugano y después volver al norte, a la orilla del lago di Como, bastante complicado. Pregunté a mis amigos y me dijeron que no, que había caminos más fáciles, hay dos pases de montaña, uno muy directo, pero cierra al caer el primer copo de nieve y otro, no tan directo, pero seguía abierto casi todo el invierno. Es decir que Google indicaba un camino desvío 100 km más largo.

Descansé y al otro día salí bien temprano. Mi amigo me sentó en el primero auto y le indicó a la conductora en suizo adonde ir. Yo no hablo suizo. Al principio tuve que volver el mismo camino del que había venido, hacia el este a la frontera con Austria, Alemania, Lichtenstein. Se planificó que yo iba tomar el pase más directo (Splügen) que según decía en Internet por la mañana seguía abierto, aunque a estas alturas ya había nieve en Alemania y que me iban a avisar por celular por si cerraba. En este caso tenía que bajar de la autopista unos kilómetros antes, que es un poco complicado, no hay estación de servicio, es justo antes de un túnel, pero los autos no van tan rápido, se puede estar en la banquina, no te preocupes. Bueno, no me preocupo.


Al principio no me iba mal, llegué a la estacion de servicio St. Margreten (3 veces Autostop en Suiza y ya me las conozco todas). Es ahí done el 90% de los autos van a Austria y el resto a Alemania, yo tuve que ir al sur. Había muy pocos autos, pregunté a todos sin excepción. La mayoría era gente vieja que me miraba con lo que no sabía si era miedo o asco.
En Suiza, el autostop es totalmente posible, no es como Alemania, porque lógicamente a mayoría de los autos no recorren caminos tan largos y por las montañas obviamente tampoco se puede ir tan rápido. En comparación las estaciones de servicio suizos son chiquititos.

Seguía en St. Margreten, era cerca del mediodía ya, 4 horas hasta que oscurece, y faltan 300km en el peor de los casos. Ya me veía ahi, a las 4 de la tarde, pensando si volver a Winterthur o a Alemania. Si no venía un auto pronto.. Todos iban a Austria, no me miraban con un no me hables, no me arruines mi día y ni siquiera respondieron el „Buen día“.

De repente vi un auto con una matrícula italiana, me traté de obligar no poner cara de deprecio y seguir preguntando. En el auto estaba sentada una mujer y otra, edad mediana, vestida muy chic, estaba fumando. El chofer estaba pagando en la caja. Era bien hombre de negocios, con lentes, canas y un pulover rosado encima de camisa y corbata.
Pensé, que no era la hora para tener orgullo falso, no tenía nada que perder y eché a correr a hablar con el hombre antes de que se suba al auto. En este momento pensé que nunca se pregunta a las mujeres, siempre es el hombre que conduce y quien decide. Ciao! Scusi, parla ingese? No? Bueno, parla spaniolo? No? Bueno, estoy haciendo Autostop y vado a Italia, Vai a Italia? Me podría acercar un poquito?
Me nombró una ciudad que no tenía ni idea de dónde en toda la bota de Italia se hallaba. Me apuré en sacar mi páginas sueltas de mapas y convencerlo de que al menos hasta la próxima estazione di servizio ibamos juntos sí o sí. Ya lo escuché decir en mi mente, que le encantaría llevarme, pero que en realidad estamos llenos, ves, además el auto no es privado, es de la empresa, lo siento mucho, buena suerte eh?
Pero sonrieron! Parece que donde iban no estaba en el mapa, o le entendí mal, pero me invitaron a subir.

Nunca me enteré adonde iban! Pero era el jackpot absoluto, me podían llevar hasta el otro lado del paso, no el más directo, pero el segundo más directo. Les podría haber dicho que me bajo antes, a tomar el Splügen-Pass, pero si me quedaba varada ahí? Si justo cerraban el pase?


Todo al contrario a mis estimaciones era gente muy amable y divertida. Con el español nos entendíamos bastante bien, me hacían chistes, se presentaba como Marco, 26 anios, ja ja, no, dos veces 26. Parece que trabajaba en la Cámara de comercios y les contaba todos los chismes a sus dos acompaniantes. No sé porqué, pero eran un poco como me imagino mis compañeros de Tropa de libros :-P. Me sentía muy contenta, salió el sol y los Alpes son sin duda la cosa más hermosa que existe en esta tierra.


Mi amigo en Italia me había pedido llegar temprano, para que así podíamos subir la montaña de tardecita, dormir ahí y al otro día hacer una linda caminata. Desde un principio lo había pensado imposible llegar tan temprano, pero ahora se hacía posible. Manejó rápido y seguro. Las montañas del pase Julier y la área justo antes, es hermosísima, me quedé sin palabras. Colores de otoño al sol y picos nevados. Lastima que tenía mi camara de fotos en la mochila en el baúl y no quise pedir que pararan, ya que era tan buena gente. Las curvas de montaña, siempre me golpean mal el estómago, pero me aguantaba bien, notaron mi cara blanca y iban mas despacio.. pero es cosa inevitable. Sin embargo, quiero volver a este pase y sacar fotos!

Me dejaron en Silvaplana, cerca de St. Moritz, de donde todos los autos que iban al sur tenían que si o si pasar por Chiavenna. Me bajé del auto, hacía un frío! No esperé ni un minuto cuando paró una camioneta desvencijada (perdon el volante no se deja enderezar) y me dijo que me llevaba. Era suizo que vivía en Italia y laburaba en la zona super rica de St. Moritz (como toda la gente de la zona). Era masaijsta terapeutico, soniaba con ser artista de disenio del interior de casa y lo único que hacía era quejarse, de que la burocracia en Italia y los impuestos inhumanas y las casa feas que construyen ahora en Suiza, etc etc.
Me hizo prometer no hacer autostop en Italia, bajo ningun concepto. Le dije que no sabía todavía adónde me iba después, pero que no me dejaba impresionar por los paranóicos y me dijo así muy en serio que él no era para nada paranóico, que Christine, por favor, de verdad en Italia son todos psicópatas y más desde la crisis. Se puso re emocional y ya no hablamos de otra cosa hasta me dejó en la plaza de Chiavenna, hermoso pueblo italiano y me indicó el camino a la cuidad vieja.


Llegué tempranísimo, eran las 3 de la tarde. En Chiavenna me trataron como parte de la familia. La mama malcriandonos, cocinando especialidades todos los días y café y torta de pera y todos con mucha paciencia con mi italiano. Fuimos a caminar por montañas a navegar por el lago con su papá, la verdad, tuve un tiempo muy muy feliz.






Pero no pudo durar para siempre, mi amigo se estaba por ir a la India y tuvo que ir a tomar el avion en Istanbul. Salimos juntos y a pesar de los cuentos de la imposibilidad y los carteles de „No autostop“ por las rutas nos fue re bien y en 3 autos nos fuimos hasta Milano, y eso que mi amigo mide dos metros y tiene rastas. Pero habla italiano, claro. El último auto era de un matrimonio con seis hijos.
En Milano nos separamos, él se fue a recoger el visado para la India y después tomaba rumbo al oriente. Que envidia! Yo tomé el subte para salir del centro, y me fui al lugar indicado de hitchwiki.org. Era un semáforo justo antes de dónde la calle sube a la ruta principal hacia el sur.




El lugar no estaba mal, muchos autos, pero empezó a llover y no muchos bajaban la ventanilla para hablar conmigo. Esperé ¾ de una hora, pero al final me levantaron unos medio viejos italianos en un auto negro suizo. Yo seguía un poco nerviosa por si se trataba de psicópatas. El más viejo de los dos (como 60 anios) era calvo y mas bien asqueroso. Llevaba ropa deportiva y collar de oro. Igual, en realidad me sentía bastante segura. Me contó que su ex-mujer era argentina se Salta y por eso hablaba algo de español argentino y que su novia actual tenía 24 y me preguntó si la envidiaba a ella y si no quería venir a comer con ellos dos, que hacía una chica tan linda viajando sola... Llovía, era un camino montañoso (curvas), nublado y iban rapidísimo. Mi estomago rebelando. Gente rara, me ofreció caramelos, estrechando su mano de viejo hacia el asiento de atrás con uñas largas y muchos anillos de oro. Llamó a su novia y le dijo „hacéte linda por mi..“. Me dejaron en un peaje en la entrada de Genova.

- a continuación -


15 noviembre, 2013

John Steinbeck - Tortilla Flat (1935)



Ya dije en otras ocasiones que amo las historias que cuenta o contó el autor californiano John Steinbeck. Leí Tortilla flat por primera vez cuando tenía quizás 16 años y ahora me puse a releer. Lo leí en inglés, una edición muy linda, viejita, el libro tiene 50 años.
Tortilla flat es una historia de amistad, habla de lo ligero que es la vida cuando uno tiene con quien compartirla.
Tortilla flat es el nombre del pueblito en una colina en la costa cerca de Monterrey dónde todo la acción gira alrededor de las aventuras cotidianas de Danny, un chico muy querido en el pueblo y los amigos que viven con él. 
Ellos hacen de todo para conseguir una jarra de vino para compartir con los amigos, y así van dispuestos a buscar fortunas enterradas en el bosque de pinos o robarle a los comercios para poder regalarle algo a una chica o a un vecino en nececidad. El resto del tiempo lo pasan sentados en la galería de su casa calentándose los pies desnudos al sol, espantando las moscas y filosofeando profundamente sobre los chismes del pueblo.
Me reía tanto con este libro! Si hubiese nacido en este pueblo, viviría con ellos sin duda!
ai amigo, a´onde vas? El idioma me gustó, es inglés medio viejo, a veces con faltas y palabras en espaniol entremedio, bien como hablan los paisanos de California.

Tiene capitulos cortos que están buenos para leer cada día uno o dos. Y tiene un final que no puede ser de otra manera.

Carlos María Domínguez - La casa de papel



Libro cortito, apenas un poco más de 100 páginas. Es más  cuento corto que libro. Tiene mucho humor, a veces es absurdo, a veces serio. Es el segundo libro que leo del rioplatense Carlos Maria Dominguez y el tipo prueba otra vez que sabe contar historias que enganchan y envuelven sin una palabra demás. La literatura puede matar. Una profesora de literatura es pisada por un omnibus al cruzar la calle leyendo. El libro se desenlace alrededor del poder que pueden llegar a tener las palabras, la ficción o la obsesión por los libros. Un misterioso libro procedente de Uruguay llega a la Universidad de Cambridge destinado a la profe que murió. El protagonista, un profesor argentino de la misma oficina viaja a Montevideo para investigar sobre la procedencia y historia  del enigmático libro. Se encuentra con personajes enloquecidos e historias increibles. Es un poco surrealista, pero muy real.
Habla de como las personas se relacionan con los libros, tanto los coleccionistas y los lectores locos se someten al poder de los libros. O ensayo acerca de la vida y utilidad de libros como sujetos que hablan de viajes y fuerzas de la naturaleza, pero viven en estanterías estériles protegidos del polvo y de la humedad. Es un libro perfecto para amantes de la literatura, me gustó mucho. Ademas en mi edición tenía un mapa hermoso en papel transparente con Argentina y Uruguay donde marcaba en rojo el viaje del protagonista que lo lleva hasta la laguna de Rocha. Hermosísimo!
Ya me pongo a buscar mas del autor!

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