La novela está ambientada en el mismo
mundo futurista-apocalíptico-(pero tan real) que la novela Oryx y
Crake, pero no es una segunda parte, sino que cuenta los mismos acontecimientos
desde otro punta de vista y con otros protagonistas. A mi no me pareció
repetir lo mismo, más bien al contrario, me encantó poder leer más
sobre aquel mundo que podría ser el nuestro dentro de poco.
La autora elaboró la descripción de
la sociedad a la perfección, de las corporaciones que tienen el
poder, las agrupaciones políticos, los extremistas “verdes”, los
motivos de porque actúa de tal modo y cree en lo que hace cada uno.
Describe bien la dinámica las
relaciones interpersonales como pueden surgir en cualquier grupo
social. Los caracteres principales son muy buenos, acá son dos
protagonistas mujeres, en Oryx y Crake son chicos y después hombres.
que viven en una especie de
secta/comunidad verde (seguramente se inspiró en los
jardineros de los centros Waldorf) que tienen su propia manera de contar dias y
años, rezan a Dios y muchos Santos y les cantan himnos. Crían sus hijos como vegetarianos y solamente usan cosas recicladas.
Como en todos libros que leí hasta
ahora de Atwood aparece aquí también una madre demasiado fría que en su frialdad, sin darse cuenta,
hace mal al protagonista.
Al principio me costó un poco no
confundir los personajes por los frecuentes saltos en el tiempo y entrar al mundo de los Jardineros de
Dios que creen en la inminencia del Diluvio Seco y se preparan para
la sobrevivencia. Luego se pone suspenso y no lo solté más.
Recomendadísimo!
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